23 agosto 2011

ES HORA DE RECONCILIACIÓN (Cuento)


Desde aquel 5 de junio que enlutó al Perú entero, con la muerte de 34 personas en la Curva del diablo; los espectros del nativo Yampis  y el oficial Bazán Soles, empezaron a protagonizar un nuevo episodio, que hasta hoy, nadie ha conocido.  

Entonces las almas de los dos caídos, segados por la eternidad de la fusca noche, hicieron su reaparición  en el mismo escenario, uno tras otro, pero en direcciones opuestas: Crisanto Yampis, el segundo de sus cinco hermanos, lucía una hermosa túnica blanca, tan blanca como el alba que hacía juego con el collar asido por su costado. También llevaba una corona de plumas multicolores, extraídas de aves sagradas de la selva, y provisto con una lanza de chonta nativa, atisbaba sigiloso en distintas direcciones, mostrando su rostro teñido con dobles rayas. Del otro extremo, apareció el alma de Bazán Soles, que también vestía túnica blanca pero ceñida con cinturón de cuero, en el que se exhibía una pistola personal y otros atavíos bélicos; mientras sus manos sostenían una metralleta similar a la de Rambo.

La sorpresa fue inevitable al encontrase en esas apariencias. Al instante se clavaron una mirada punzante, llena de intolerancia y odio. Y en ese estado de paraplejía que les iba consumiendo hueso por hueso, cayeron en la cuenta que los dos estaban cadáveres. En el acto, afloró de sí el resentimiento y con mucho coraje se desató una lucha campal cuerpo a cuerpo, acusándose por la muerte de los suyos:

_Tú mataste a mi pelotón de policías.
_¿Y por qué no admites que fuiste tú, quién ordenó la cruel masacre de mis hermanos nativos?.
_Eso no es cierto. Por tu culpa he perdido a mi familia. ¡Toma, toma! _decía furioso, mientras agredía al espectro de Crisanto.

Fue increíble y les juro que no exagero. Ambos pelearon un promedio de siete mil doscientos tres segundos, que de no ser por la noche que se ennegreció de tanto negro, no se les habría distinguido; pero al fin, vencidos por el cansancio, los dos cayeron a tierra. Ironizados. Pero a nadie se le pudo atribuir la victoria.
El tiempo parecía detenerse en complicidad con esa noche. La prolongación de los minutos y segundos eran evidentes, mientras que los cuerpos desfallecidos, apenas podían moverse, surgiendo la pronta necesidad de ponerse de acuerdo.

_No tiene sentido seguir combatiendo. ¿A caso nosotros tenemos la culpa?_, reflexionó desde el suelo, Bazán Soles, aún agonizante.
_No sé si tengas razón, hermano_, contestó  el nativo, clavándole una mirada más apacible.

Pero como el resentimiento no les dejaba concentrarse y proponer soluciones inmediatas, se les apoderó un profundo silencio hasta quedarse sutilmente dormidos. Al fin fue Crisanto Yampis que a los diez y ocho minutos logró despertarse y de rodillas exclamó aletargado:
_¡Lo tengo! ¡Lo tengo, Bazán Soles, lo tengo!
_¿Qué te pasa Yampis, por qué interfieres mi sueño?
_Iremos al cielo para interpelar a Dios. Es el único responsable que ha permitido que se desate la violencia entre los tuyos y mis hermanos.
_Es una buena idea, Crisanto. Vamos al cielo y hablemos de una vez con el altísimo_, alegó Felipe Bazán Soles, con un poco de rudeza.
***

A las dos con cuarenta y un minutos de la mañana, llegaron los moribundos a la puerta del primer círculo del cielo. Dios que estaba en su meditación universal en el epicentro celestial del paraíso, les hizo esperar veinticinco minutos para atenderlos. El ángel encargado de controlar el ingreso de los visitantes, al no encontrar sus nombres en el registro electrónico de alta definición perteneciente al paraíso, recurrió a un cuadernillo gordo y muy desgastado y ahí los encontró a los dos, recién inscritos con tinta indeleble roja. Era el infierno. En esos instantes apareció el altísimo con los brazos abiertos diciendo bienaventuranza para los humanos que buscan la verdad. ¡Pasad, pasad!. Y con una voz dulce añadió enfático: _He decidido darles una nueva oportunidad. Intercederé por su intermedio para corregir las desavenencias entre nativos y colonos, originadas por culpa de esos decretos que ha emanado el gobierno.

Fue así como se aperturó un censurador debate, protagonizado por los visitantes:
_Estuvieron a mi cargo un pelotón de 8 policías, cuando se tomó la Curva del diablo, pero todos fuimos asesinados por los nativos. Dado a que el comandante no llegó con 60 refuerzos, ni el helicóptero pactado en el plan de desalojo.

_Bien lo dice el oficial Bazán Soles, _Recalcó el nativo. _Nosotros fuimos sorprendidos por esos uniformados del gobierno. Nos atacaron por aire y tierra a las cinco de la mañana. No quiero ni recordarlo. Fue muy doloroso ver a mis hermanos caer uno a uno, al no poder contrarrestar las bombas y disparos, únicamente con nuestras flechas. ¡Eso no es justo, señor omnipotente!

_Nosotros, solo cumplíamos órdenes, vuestra excelencia. Juzgue usted a la Ministra Cabanillas y al General Muruguza, exclamó ofuscado, el oficial aludido.

A lo que Dios se puso de pie y levantando sus manos juntas, intervino con suma tranquilidad e inteligencia: _¡Calmaos! Calmaos el uno como otro. Mi omnipotencia me ha permitido ver y escuchar todo lo que ha pasado en la tierra y no se puede negar que existen irresponsabilidad y negligencia en ambos partes. Por tanto, id los dos al planeta tierra y convocad a una macroasamblea en la misma Curva del diablo y en presencia de los responsables directos e indirectos, colaboradores y pueblos aledaños, transmitan mi mensaje de perdón y consoliden el compromiso de reconciliación. Si así lo hacéis, los dos también serán perdonados y bienvenidos en mi reino.

Luego se cerró mágicamente la puerta del cielo y los espectros de Yampis y Bazán quedaron fuera. En consecuencia, esa misma hora Crisanto Yampis se dirigió para la selva y Felipe Bazán, para la costa.
***
La convocatoria y preparación del magno encuentro les demoró cuatro apretados días. Pero al caer el ocaso del quinto día, vacilante retratándose en el horizonte, se apostaron en la parte baja del enigmático Curva del diablo, una multitud inmensa de personas. La mesa de honor, enarbolada por el señor presidente de la república, sus ministros, el señor Alberto Pizango, los Apus de las principales comunidades nativas, los presidentes regionales de Amazonas, Cajamarca y Lambayeque, así como los alcaldes de Utcubamba, Jaén y Bagua; lo presidían los espectros del nativo Crisanto Yampis y el oficial Felipe Bazán Soles, que por sus túnicas blancas, se podían divisarles desde lejos.
Bazán Soles dio inicio al magno encuentro.

_Compatriotas, esta tarde nos hemos reunido gracias a la enorme voluntad que todos ustedes poseen. Bienvenidos, a esta escena histórica y decisiva.

_Les traemos el mensaje de perdón y esperanza, por encargo de del todo poderoso, nuestro Dios. Hoy necesitamos asumir un compromiso de enmienda y reconciliación. Ya no podemos seguir con la discordia entre peruanos… y así siguió con vehemencia, Crisanto Yampis por un espacio de quince minutos. Luego unieron sus manos con Bazán Soles y en señal de conjuro, al unísono, pidieron que todos hagan lo mismo. Sin embargo un vientecillo sesgado zozobró con fuerza la ceremonia y al instante se pudo observar la llegada de un ejército constituido por millones de hormigas coloradas y muy pequeñas, que al instalarse con sus carteles y pancartas, coparon todo el ancho de la pista Fernando Belaúnde Terry, a lo largo de 30 kilómetros de distancia. Por el otro extremo de la pista que da acceso la selva, arribaron de similar forma, un ejército de suris apantalonados de blanco, sosteniendo una pancarta de seis metros con letras verdes  que decía: “DEVOLVAMOS TRANQUILIDAD A LA NATURALEZA, ES HORA DE LA RECONCILIACIÓN”.

La multitud se balanceó por unos segundos como un remanso de quietud inacabable, que absorta y sin habla se fue deshaciendo para finalmente, preguntarse entre sí, qué  significaba todo eso. A lo que Yampis, levantando su lanza con su brazo diestro y en el otro, la corona y el collar de semillas,  exhortó decididamente: Tranquilidad, tranquilidad hermanos peruanos. Es nuestra madre tierra que en esta tarde nos ha presentado a dos testigos fidedignos, con la finalidad de garantizar el cumplimiento de este conjuro. Por eso hermanos peruanos,  gobernantes y policías, nativos y colonos, pueblos de las tres regiones de este Perú profundo, es hora de abrazarnos. Y tomando aire, terminó guturando en tono prolongado. _¡Es hora de reconciliaciónnnnnnn!.

La respuesta fue al instante. Se pudo escuchar el estruendoso eco desde la cima del cerro hasta las turbias aguas del Marañón, cuando en una sola voz, la multitud rompió el silencio con efervescencia: ¡Reconciliación! Reconciliación! ¡Reconciliaciónnn!.   Enseguida se estrecharon las manos, se vertieron frases hermosas y entre sollozos se fueron abrazando todos los presentes.
_¡Un momento por favor! ¡Un momento!. _coreó con gallardía Bazán Soles. Este conjuro aún no ha terminado. Si en cualquier momento pretendamos (señalando con el dedo al gobierno, los ministros, los policías y demás representantes de las regiones) romper este pacto, serán las hormiguitas nuestro eterno castigo. Ellas instalarán su ejército en nuestras casas y oficinas de trabajo y nunca nos dejarán en paz a lo largo de nuestras vidas.

_Naturalmente, señaló Crisanto Yampis. Entonces, apuntando a Pizango, a los Apus y los demás nativos, subrayó con mucho acento: ¿Si nosotros rompemos el conjuro, esos suris cabezas negras, invadirán de por vida nuestras chacras y acabarán con los sembríos de plátanos, yucas y otros sembríos!.

Finalmente, ocurrió algo inesperado que nadie podrá olvidarlo. Una luz  blanquecina bajó desde el cielo, se detuvo sobe la cima del cerro y configurándose en la imagen de cristo, dijo: Bienaventurados seáis todos. Crisanto Yampis y Felipe Bazán Soles, subirán hoy con migo al purgatorio. Y ustedes cuando despierten de este sueño, ya dejen de buscarlos, sino más bien en unidad, disfruten la virtud de tener una vida entera.
                          
    Jorge Espinoza Fernández

EL PAPEL QUE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN IMPLICA EN LA EDUCACIÓN


Si bien es cierto que los medios de comunicación tienen un amplio poder de influencia en la sociedad, entonces es implícita su influencia en la educación del individuo.
La educación es un proceso que contribuye con la formación integral del ser humano. Y es justamente en este proceso, que los medios de comunicación, desde lo más tradicionales a los más tecnificados, poseen un gran terreno de influencia en la construcción de la identidad de los pueblos. Esta influencia permite al individuo tener noción de género, sentido de clases social, raza, nacionalidad y conciencia de su yo y de los demás.
En decir, el estar inundados de una geografía de imágenes en la actualidad (mundo iconósfero), son los medios de comunicación audiovisual y escrito quienes las organizan y emiten con el propósito de difundir una visión del mundo y promocionar una cultura de los valores, en cuyo escenario aparecen indistinguibles lo bueno y lo malo, el positivo con lo negativo, lo moral con lo inmoral, el ser hombre o ser mujer, la forma de vestirse y el que consumir, la forma de ser popular o evitar el fracaso, etc.
De ahí, la perentoria reflexión se hace más difícil desarrollarla. Esos procesos, que se generan, como hemos visto líneas arriba, son aprendizajes implícitos o difícil de percibir, que solo con una educación de medios, podríamos evitar que la cultura mediática construya identidades y valores, donde la Televisión se ha convertido en la principal Red Educativa capaz de cambiar convicciones, valores, sentimientos, actitudes y conductas, dado al modelo tradicional del sistema educativo escolar y religioso aún imperante en nuestro país.
Por lo tanto, hace falta una propuesta urgente y sostenida de parte del Estado para enfrentar este problema. Tal como dijo el Dr. Javier Esteinou, que antes de corregir los pies económicos, los brazos tecnológicos, las manos laborales, el estómago agropecuario y los pulmones ecológicos del país, se modifique el alma mental que da vida a la sociedad. Es decir, priorizar una educación de calidad y digna que articule a los Medios de Comunicación  para que juntos construyamos un paradigma humano tal como todos queremos.
Mg. Jorge E. Espinoza Fernández

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA SOCIEDAD


Los medios de comunicación ejercen una influencia innegable de manera positiva o negativa muy determinantes para la transformación del ser humano. De ahí nuestra preocupación por este tema, de cuyo análisis podamos arribar hoy, en reflexiones de interés común.

Es de conocimiento general que los medios de comunicación tienen como función social la de formar, informar y entretener; pero en la actualidad observamos que casi todos los medios tienen mayor inclinación por las dos últimas funciones. Es por ello que coincido con lo que  Juan Pablo II en 1996, dijera: “Los medios de comunicación tienen una utilidad indiscutible, pero no deben engañarnos ni adueñarse de nuestras vidas”. Entonces resulta preponderante distinguir que los medios de comunicación, si bien asumen un rol de información sobre un hecho de interés para la opinión pública, pero también desinforman con datos erróneos y en el peor de los casos manipulan con información intencionada que falta al principio ético de la verdad.

Dentro de los medios de comunicación destacan la prensa audiovisual, hablada y escrita, sin embargo a lo largo del tiempo, es la televisión quien ha logrado evolucionar y captar más oyentes.  Al respecto, el Centro de Investigaciones Sociológicas en el 2000, constató que la TV se ha convertido como única fuente informativa y cultura a una audiencia de 86,6%, la radio el 46,6% y la prensa escrita solo el 32%. Aunque ha de saberse también, que la prensa escrita a pesar de ser la última, es la que goza de un mayor prestigio que los medios audiovisuales, por cuanto la información que ofrece, es sometida a un proceso de análisis profundo, antes de su difusión. De ahí que hoy en día, el primer reto de la prensa escrita tradicional, es enfrentarse al problema de la voracidad televisiva, mientras que la prensa hablada, asume el reto de utilizar la palabra para generar entidad visual de la noticia.

Por su parte el psiquiatria  Luis Rojas Marcos sostiene que la televisión hace mucho bien no solo como fuente de información, si no como factor de cohesión y refuerzo de la democracia social. A partir de ello, los oyentes somos autónomos y libres en seleccionar el medio de comunicación que nos parezca mejor, aun que, muchas veces somos incapaces de diferenciar lo bueno de lo malo, dado al nivel cultural que posee cada sociedad.

En efecto, la televisión también afronta retos. Son la dinámica social y los cambios constantes de la tecnología que le han permitido evolucionar. Entonces, sigue siendo un medio omnipotente en la vida social a pesar de las nuevas tecnologías que avanzan aceleradamente.  Es por eso que ya no es novedad que hoy en la actualidad, se hable de una TV interactiva o a la carta (mass media), cuya importancia en lo que informen sea la cultura, antes que el mercantilismo, que conlleva al ocio y el entretenimiento. Coincidentemente, GH Gaudmer, manifiesta que los medios de comunicación no pueden ser pasivos y que la sociedad de la información exige la incursión tecnológica donde la característica fundamental sea lo interactivo.

En consecuencia, la TV es una fábrica que viene creando estereotipos y modelos, los mismos que la sociedad los asume como normas de comportamiento imprescindible, llegándose a desarrollar por un lado la cultura de aspectismo (quien no asume el modelo de belleza, simplemente se queda fuera del círculo de oportunidades socioeconómicas), y por otro lado la cultura de la marca, es decir el poseer un bien o servicio es sinónimo de autosatisfacción, poder y estrato social reconocido.

En conclusión, existe un trabajo orientador y responsable que nos toca asumir todos desde el hogar, la escuela y las instituciones, de tal modo se evite que la TV se vea como una fábrica de modelos que directa o subliminalmente crea en el televidente, sentimientos de autosatisfacción personal, distinción social, sino, un espacio de aprendizaje y transformación regulador de una sociedad de la que todos renegamos.
Mg. Jorge Espinoza Fernández